Adiós escuela, hola estrés | Por: Valentina Marroquín

Lo que al principio parecían sólo dos semanas sin clases y para muchos un motivo de felicidad por el “descanso” fuera de calendario, está por llegar al año y medio, volviéndose con el paso de los meses un verdadero pesar para los estudiantes. Si hablamos escolarmente, muchos chicos y chicas del Colegio han preferido perder el semestre pues no ven en la modalidad en línea un aprendizaje real, lo que ha propiciado que pongan en pausa sus sueños, interrumpidos por una pandemia que parece no querer acabar.

El tema que más se ha abordado en los medios de comunicación es el descenso en la calidad educativa, pero ¿qué pasa con los sentimientos de los estudiantes? En un breve sondeo con alumnos de segundo, cuarto y sexto semestres del plantel Vallejo del Colegio de Ciencias y Humanidades (CCH), se pudo constatar el desánimo y, en algunos casos, enojo, que ha propiciado el confinamiento y las clases a distancia. Por ejemplo, el total de los consultados reconoció que a raíz del encierro se desataron problemas emocionales que no eran comunes antes de la pandemia.

La respuesta más común fue que cambió su manera de socializar y ahora no tenían interés en hacerlo, por tristeza, lo que los llevó a perder amigos. También hubo cambios de personalidad, algunos para mejorar, otros no. En el caso de aquellos que su último año lo pasaron a distancia, la desilusión fue la constante pues, coincidieron, esperaban “una gran despedida de la escuela en esta etapa que consideran la mejor de su vida, y no cerrar el ciclo en su plantel fue feo, pues querían despedirse de las instalaciones, sus compañeros y maestros”.

Dos terceras partes de los consultados admitieron que en algún punto pensaron en dejar perder el semestre, la mayoría de ellos por desesperación, la apreciación de falta de aprendizaje y por el estrés de las clases en línea. El otro tercio dijo que no pensó en dejar los estudios por su compromiso de acabar el bachillerato en 3 años y para no bajar promedio.

Lo anterior evidenció que la falta de socialización sí representó un problema para los estudiantes de todos los grados, entre quienes surgieron sentimientos de enojo, tristeza, soledad, que afectaron su vida personal y académica. Cuando la mayoría de los estudiantes vio sus resultados del Comipems tenían el sueño de convertirse en grandes profesionistas o ya había seleccionado la carrera que deseaban estudiar, con la pandemia los promedios de muchos bajaron y en lugar de empezar la licenciatura que querían, buscaban para la que les alcanzaba.

Sólo a algunos les favoreció la modalidad a distancia porque pudieron concentrarse mejor e incluso subir sus promedios, pero como adolescentes también les faltó el contacto con sus amigos, pues es una etapa de la vida en la que, según la psicología educativa, los jóvenes no sólo necesitan crecimiento académico sino desarrollo humano. “Conocer el mundo, verlo y enfrentarse a él con sus propios ojos; obtener experiencias y anécdotas”.