Miedo a amar | Por: Valentina Marroquín

Durante junio, el mes de la diversidad sexual donde podemos pensar que porque estamos en un nuevo siglo no hay discriminación por amar. Y no es que por recibir burlas tengamos que dejar de ser como somos, pero estas pueden llegar a bajar nuestra autoestima o afectarnos en nuestra vida social, escolar, familiar o privada. Se entrevistaron a 20 alumnos del CCH VALLEJO, 13 mujeres y 7 hombres de la comunidad LGBTTTIQ+ de los cuales han recibido 14 comentarios ofensivos por parte de alumnos y maestros por ser parte de la comunidad, esto se podría interpretar como algo preocupante porque esto puede llevar al llamado “closet” que realmente es ocultarnos como somos por miedo al rechazo o a una afectación en nuestra vida diaria, además de que puede llegar a ser denigrante y a su vez hiriente.

La comunidad escolar puede llegar a ser para el humano una fuente de crecimiento personal o de trauma por lo cual nuestra experiencia ahí puede afectar nuestra manera de ser seriamente. Lo principal para tener menos discriminación seria cambiar nuestra manera de pensar, y no solo ser incluyentes, también respetar a las demás personas, dejar de pensar que “es solo una etapa” porque no lo es, creo que ante todo hay seguridad de que sé que es lo que soy y no me voy a cuestionar por alguien que no siente lo que yo, porque al final somos lo que somos, personas, personas que buscan no ser juzgadas por su identidad. A muchas personas les han inculcado el rechazo sus padres por lo cual no sea algo fácil de corregir porque se han formado un criterio a base de las opiniones de su familia, religión o medios de comunicación (aunque estos en su mayoría ya son más incluyentes).

La discriminación hacia personas de otra preferencia sexual es desde el siglo IV, donde tuvo mayor apogeo el cristianismo, por lo cual si pensamos podemos ver que llevamos años pensando igual y que muchas de las ideas sobre la forma de amar a otras personas son ideas de nuestros antepasados y probablemente este sea un problema de nunca acabar, pero para cambiar las ideas de hace más de 100 años es necesario informarse.